Lunes otra vez

Es la ciudad y es lunes otra vez.
Colectivo: apestado como un callejón sin salida
todas las miradas son anónimas
todos los cruces, desencuentros
todas las pieles, maquillaje
todas las cabezas, piojosas y bajas
y los adoquines chispean bajo las mil y un ruedas de nuestro arrullo atronador de mañana de día hábil
trazamos una línea recta muy preocupada entre las luces apagadas del teatro de revista,
suena el timbre con insistencia y, refunfuñeo mediante, el colectivo acaricia el cordón de la parada y evacúa varios soretes que se bajan en este escenario vacío
porque hay un tiempo para todo, y así como no se sale en conchero a estas horas de la matina
así como lunes otra vez, todo gris, polvo y telarañas
así como sólo los kioscos y los mendigos están abiertos
asi como no hay elegancia ni expectativa
no hay cantores cantando
no hay humoristas humeando
no hay actores actuando
preguntará usted: ¿y para qué la acción?
Bueno, puede que no lo pregunte
y hasta diría que en este colectivo nadie se está haciendo esa pregunta
es posible que muchos jamás se la hagan
ya que están perfectamente acostumbrados al cómodo sillón de la intrascendencia
y a las fórmulas de cortesía
que se han vuelto sólo una forma más fina de reventar el pus de los granos de desprecio que nos salen frente al otro y su portación de cara de mitad vacía del vaso
y el colectivo apretadísimo
lo que se dice: "hasta la jeta"
yo respiro a través del pelo grasiento de la doña de adelante mientras la morruda que quedó atascada al lado mío hace lo que puede para no aplastarme
Pienso que esta falta total de espacio, esta invasión apurada y forzosa de los cuerpos, es el síndrome del nuevo milenio
podremos estar 40 minutos casi manoseándonos -con cautela, no queremos herir susceptibilidades tampoco, sepa usted que el ambiente arriba del bondi hora pico se caldea bien rápido- y ni dedicarnos un "Hola", no interactuar más que para los permisos impacientes, los gracias cortantes y los perdones hipócritas
los pasajeros huyen por la ventana
tratando de matar el tedio que les brota
y cualquier abstracción es preferible al intranquilizador, amenazante, filoso, imprevisible, insoportable, confuso, terrorífico cara a cara.
Permiso, permiso, gracias, gracias, permiso, ¿bajás en la otra?, listo, permiso, gracias.
Ahora que me bajé me olvidé de todos y cada uno de los rasgos de la gigantesca tripulación. Los hice un bollito todos juntos y se fueron directo al cajón mental donde guardo los extras de mis sueños. Pero no fue la ciudad ni el lunes ni el colectivo ni el estrujenempujenbajen lo que nos volvió tan
quietos necios
 ciegos presos
   lejos muertos
      precios cerdos
          sesgo terco
               hielo seco
                     resto hueco
                            nervios tensos
                                    viejos y tuertos.

(https://www.youtube.com/watch?v=aovYPJDLOw8)

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