Severa y Libertad

Acéptelo, doña, somos estornudos en la Historia del Tiempo. Algunos más peculiares, más sonoros, más babosos, contagiosos, y muchos reprimidos que no llegamos ni a notar, pero no más que eso: estornudos con nombre y apellido. Y sin embargo usted se pasea así, tan señorona prepotente por los mil años que ha vivido. No me malinterprete. Pasa que la experiencia vital no se reduce a la cantidad de años, no tiene nada que ver. Que no, no le estoy faltando el respeto, quiero decir… Usted debe ser así por su nombre, ¿sabe? Yo creo que la sonoridad de la palabra que nos representa es una cicatriz, un reflejo insospechado de lo que somos al fin. Severa, usted es severa. Tiene la flexibilidad de una cadena de montaje. ¿Eso es una sonrisa? École, nos vamos entendiendo. Vea, seré bocona pero no mal intencionada. Además no cuestiono que sea así, media rígida, son formas. Hay peores. En el mundillo humano, el de los signos y designios, no hay quien no lleve la huella de su nombre. Conocí una vez uno cuyo nombre indicaba que se iba. Y era verdad. Tardé en notarlo. Su sangre era azul como la tinta, azul triste como el cielo cuando se ensucia. Era un ser irremediable. Pero vio cómo es, que a menos que una cambie de sexo o se esté escapando de la cana, no hay vuelta, el nombre no se elige ni se modifica. Póngale, yo soy Libertad, ¿imagina peor calvario? Suena fácil, nomás. El consumo no deja resto para muchas libertades. El nombre marca al cuerpo, cada sílaba es una guía para el paso. Por eso hay que tener cuidado con lo que se invoca, no vaya a ser…

Estrépito de larga madrugada

Tras el cataclipse de las cúpulas
del blanco al negro la cama rechina
y el olor a azar de las sincerigracias
que se enlazan, revolean, arborizan,
tiñe un íntimo espacio de magia
que el sudor protagoniza.

Tras el cataclipse de las cúpulas
los poros reciben ardiendo en la ventana
el ineludible pucho que corona
estrépito de larga madrugada
¿y qué si alrededor se desmoronan
balcones, gárgolas, vigas, fachadas?

Tras el cataclipse de las cúpulas
un día de trámites
rojo semáforo, tanto teléfono,
otros somníferos, tren subterráneo,
faltas de códigos, algún que otro escándalo...
son puros versos.