Nihil est sine ratione

"- Habría que volver a la naturaleza.
- Lo hemos intentado.
- Es cierto.
- Pero lo peor no es eso.
- Es verdad.
- Entonces, ¿qué es?
- Haber pensado.
- Pero nos podríamos haber abstenido.
- ¡Qué se le va a hacer!"
Esperando a Godot, Samuel Beckett.
i.
pertenezco a la generación que adolece por falta de temple
inventamos falta de tiempo para excusarnos
o inventamos excusas para no darnos tiempo
el lunes no empiezo
el martes bostezo
el miércoles me convenzo
el jueves tropiezo
el viernes repienso
el sábado suspenso
el domingo matienzo
el lunes no empiezo
es más o menos lo mismo, todo
de golpe un reverbero neoliberal
me recuerda que el humano es cíclico y cínico
y ni la gente más comprometida con la "causa social"
está exenta de ser descortés, o violenta, o suicida

ii.
en este insomnio de conciencia perturbada
no puedo parar de pensar en que yo también caí
le vendí mi alma al diablo
hablo de un diablo real, aunque igual de intangible
uno tan grandioso que tiene sede en varios países
y corre en bolsa
y sale en la tapa de Forbes
y genera sumas incalculables
cuyo destino suele ser el consumo de paliativos para frenar el envejecimiento
o nutrir de plástico los egos
bajo el bonito disfraz del asistencialismo

iii.
claro que hay otros horizontes posibles
cientos de acuerdos universales sobre lo que estaría bien que suceda
muertos a los que les sobrevive su obra
inspiraciones frutales y exhalaciones higiénicas
claro que hay otros cielos posibles
voluntad de trabajo
vínculos solidarios
organizaciones de a pocos, que rehúsan del odio de clase
transformando las mentes, los modos, las muecas, los miedos
de uno y otro lado de la distancia
claro que hay otro suelo posible
seguro después, incluso antes,
del apocalipsis
sueño truculento, casi un objetivo,
tan arraigado en el inconsciente colectivo
que creería que todos nos hemos relajado un poco en él
para dar rienda suelta al nihilismo
y no hacernos cargo de que somos nocivos
y que podríamos no serlo

Morocha

 Quizá sea sólo un beso. Sólo un beso y todo lo que significa eso.
 Ah, pero estoy tan intímida. Como si una soga se me ajustara al cuello, cada vez más fuerte, y si te acercás de más amenaza con matarme, aunque sólo me sonrojo un poco y reculo. Lo que se dice "quedarse en el molde", una forma condescendiente de decir "cagarse en las patas".
 ¿Para qué todo este circo?
 No es que tus amigues me caigan mal, para nada. La función estuvo buena, me reí de posta-posta. El bar también es una linda guarida. Hacía rato que no tomaba una birra tan buena. Vos pitás y me mirás de reojo, canchera. Estás en tu mejor momento.
 ¿Vamos? Sí, acá se termina el cuento, morocha. Te vas.

Severa y Libertad

Acéptelo, doña, somos estornudos en la Historia del Tiempo. Algunos más peculiares, más sonoros, más babosos, contagiosos, y muchos reprimidos que no llegamos ni a notar, pero no más que eso: estornudos con nombre y apellido. Y sin embargo usted se pasea así, tan señorona prepotente por los mil años que ha vivido. No me malinterprete. Pasa que la experiencia vital no se reduce a la cantidad de años, no tiene nada que ver. Que no, no le estoy faltando el respeto, quiero decir… Usted debe ser así por su nombre, ¿sabe? Yo creo que la sonoridad de la palabra que nos representa es una cicatriz, un reflejo insospechado de lo que somos al fin. Severa, usted es severa. Tiene la flexibilidad de una cadena de montaje. ¿Eso es una sonrisa? École, nos vamos entendiendo. Vea, seré bocona pero no mal intencionada. Además no cuestiono que sea así, media rígida, son formas. Hay peores. En el mundillo humano, el de los signos y designios, no hay quien no lleve la huella de su nombre. Conocí una vez uno cuyo nombre indicaba que se iba. Y era verdad. Tardé en notarlo. Su sangre era azul como la tinta, azul triste como el cielo cuando se ensucia. Era un ser irremediable. Pero vio cómo es, que a menos que una cambie de sexo o se esté escapando de la cana, no hay vuelta, el nombre no se elige ni se modifica. Póngale, yo soy Libertad, ¿imagina peor calvario? Suena fácil, nomás. El consumo no deja resto para muchas libertades. El nombre marca al cuerpo, cada sílaba es una guía para el paso. Por eso hay que tener cuidado con lo que se invoca, no vaya a ser…

Estrépito de larga madrugada

Tras el cataclipse de las cúpulas
del blanco al negro la cama rechina
y el olor a azar de las sincerigracias
que se enlazan, revolean, arborizan,
tiñe un íntimo espacio de magia
que el sudor protagoniza.

Tras el cataclipse de las cúpulas
los poros reciben ardiendo en la ventana
el ineludible pucho que corona
estrépito de larga madrugada
¿y qué si alrededor se desmoronan
balcones, gárgolas, vigas, fachadas?

Tras el cataclipse de las cúpulas
un día de trámites
rojo semáforo, tanto teléfono,
otros somníferos, tren subterráneo,
faltas de códigos, algún que otro escándalo...
son puros versos.