Alejandro Dolina

 Tal vez ha llegado el momento de comprender que los criollos no hemos nacido para ciertas fantochadas. Que se rían los brasileños. Tengamos, eso sí, fiestas y reuniones populares. Pero no dejemos de ser quienes somos. Si nuestra extraña condición nos ha hecho comprender el sentido adverso del mundo, agrupémonos para ayudarnos amistosamente a soportar la adversidad.
 A lo mejor, los Carnavales de antaño, tan añorados por los animadores de la radio, no eran más que eso: una reunión de gente triste que buscaba consuelo.

No hay comentarios: