Que sepa abrir la puerta para ir a jugar

 Saber es don y castigo, saber abre caminos en la mente, y eso más que aclarar oscurece. Hay mucho de lo que no quiero enterarme porque la ignorancia y la credulidad son cómodos resguardos. Es el beneficio de ser idiota, que ser ajeno ahorra tantos problemas, tanto cargo de conciencia... Y sin embargo no puedo conmigo, es este escozor curioso que me hace entrometerme, eso siempre está de más, pero en el momento no parece venir nada mal, y así me entero, y así conozco, y así también me deslumbro, me nutro, construyo. Hay quienes nacimos para esto, inútil escaparse. Nací compulsiva, crecí cuestionando, y cada respuesta que se presenta queda automáticamente tapada por la infinidad de preguntas que desata. No tiene un sentido ni una dirección; el amor por el conocimiento brota solo, empuja, desplaza todo ánimo de ceguera. Necesito saber para seguir, necesito ser espectadora de más verdades, aunque parciales, para que entonces nazcan mis verdades. Y ellas sólo sirven para tener un lugar desde el cual seguir preguntando. Abro los ojos y me encuentro confundida, en un círculo vicioso. Abro los ojos y me siento real, viva, por complicado que eso sea. Abro. Y salgo a jugar.

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