El curso de nuestras vidas se define por
diferencias mínimas. Hoy, la distancia más enorme, más irremontable, fueron
cinco segundos.
Los trenes que alcanzan el andén apenas
llego, las respuestas que se dan sin esperar a que formule la pregunta, los
regalos que andaba precisando, las frases dichas al pasar que marcan bisagras
en los oídos de los demás, las plumas que caen en medio de mi camino, los
desencuentros fortuitos o no tanto, las muertes evitables, los compañeros
de banco, queda todo a dos pasos. Todo lo que conozco, todo lo que
sobrevivo, todo lo que se ve afectado por mí puede no haber sido, pero es, por
distancias de cinco segundos, por agacharme a atar mis cordones o cruzar la
calle antes de que cambie de color el tipito del semáforo, por saludar y pasar
de largo o quedarme charlando un rato.
No creo que todo lo que pasa, pase por
algo, pero quizá la naturaleza sí sea sabia.
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