Pájaro verde

El pájaro verde se esconde en la jungla;
detrás de las ramas se pone a silbar
esa antigua canción del Aire libre
que lo ayuda a no olvidar.

Aquel sideresio viene cargado
con su maldito polvo gris,
pero huye, cobarde, y se hace pis
cuando escucha el verde canto.

No nos estamos escondiendo,
seguimos luchando, pero con disfraz.
Estas suaves plumas revisten la furia
que vengará tanta miseria y maldad.

Dicen que el zitzahay no tiene astucia
porque sólo sabe hablar y bailar,
pero el arte es un arma, bien lo dijo Kupuka
siempre que se la sepa usar.

El pájaro verde en cada danza nocturna
derrama la sangre de algún enemigo.
Carga su flauta, su lengua, su historia,
y su nido, siempre lo lleva consigo.

Una vez que el Templo del Sol fue cenizas
nuestro pueblo sacó las garras
e hizo cuerdas con sus tripas,
e hizo fuego de sus lágrimas.

El pájaro verde no baja la guardia,
duerme con ojos abiertos esperando al sol,
pues cada mañana la Piedra del Alba
se pone más blanca y aleja el dolor.



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